Me estoy leyendo un libro de relatos de David Foster Wallace llamado “Extinction”. El primer relato se llama “Señor Blandito” y trata sobre un grupo de discusión encargado de testar un pastelito llamado “Delitos!” antes de que salga al mercado. Entre otras cosas, el relato detalla microscópicamente los cientos de variables que se miden para realizar estadísticas que sirvan para obtener una opinión del producto, algunas de ellas absurdas o directamente estúpidas. Foster Wallace critica que, a veces, los arboles no nos dejan ver el bosque.
Me gustó la crítica y me hizo reflexionar sobre la importancia que le damos al método científico, sobre todo dentro de un mundo tan complejo como el de la Gestión Cultural. Yo siempre he defendido la sistematización de procesos, sobre todo en la Gestión de Espacios Escénicos. Aunque la Cultura sea intangible y haya variables no científicas que abordar, necesitamos unos cimientos o esqueleto que sostenga la labor creativa. De nada sirve el talento de un músico si no tiene una planificación técnica de su espectáculo que optimice el resultado final, por ejemplo.

PERFILES DE PROFESIONALES DE LA CULTURA

En mi opinión, estamos en un momento en el que debemos hacer una reflexión importante: saber en cuál (o cuáles) de los tres perfiles de gestor cultural estamos (muchos de vosotros seguro que os veis en los tres…)
Productor cultural: el que diseña proyectos y/o productos culturales. (no confundir con el artista)
Gestor cultural: el que hace que el proyecto o producto se pueda llevar a cabo de la forma más eficiente posible.
Mediador o Facilitador cultural: el que hace de nexo entre proyecto y participantes, generando canales de comunicación bidireccional. Este camino es fundamental en el presente y lo será mucho más en el futuro.

No basta con sólo tener ideas, hay que saber proyectarlas (o rodearse de un equipo de profesionales que sepa hacerlo). No basta con conocer herramientas y procedimientos de gestión, hay que conocer hacia dónde se quiere ir, cuál es el objetivo, la estrategia diseñada, la política cultural. En el equilibrio está la clave y sobre todo en la destreza que tengamos a la hora de acercar los proyectos a las personas. Tengamos el perfil que tengamos, conocer el bosque es común para todos.
Por supuesto, es un camino difícil…y más ahora con el “annus horribilis” que nos espera en el sector. Esperemos que la idea de considerar la cultura como artículo de lujo se pase pronto de moda.

Fotografía: jakemohan via photo pincc

Sandro González es nuestro Responsable de RRHH, talleres formativos y programas socioculturales .  (gracias a Juan Almagro por su aporte)