Este pasado lunes, 17 de junio, hemos contado en Murcia con la presencia de José Guirao, director de La Casa Encendida de Madrid, todo un referente de los espacios culturales en nuestro país. Ha dado una conferencia en La Universidad de Murcia, cuyo título y tema ya era de por sí sugerente: Creación y Gestión Cultural. Y desde luego la intervención no nos defraudó.

De entrada, Guirao, define la figura del gestor cultural  como un mediador que se sitúa entre el creador y el espectador. El gestor resulta de esta manera un intermediario necesario cuyo objetivo es facilitar el diálogo entre la obra artística  y el público. Se trata de un oficio reciente, pero que se ve legitimado en el profundo cambio cultural que supuso la modernidad, por la que se fue perdiendo el vínculo que en el pasado mantenían el artista con la comunidad a la que pertenecía. El gestor cultural vendría a restablecer una incomunicación.

El peligro que corre este gestor, mediador, gestor o curador, – continúa Guirao- es el de que acabe apropiándose de la creación con respecto a la cual debe tener siempre en cuenta que es ajena y respetarla. El gestor  no puede imponer sus gustos personales al público, ni manipular  al creador.

Guirao trae a colación un texto de la Comisión Franceschini, que en los años sesenta del pasado siglo reinterpretó y actualizó el concepto de patrimonio cultural, citando que toda acción cultural debe estar precedida y seguida de un acto de conocimiento, que sintetiza bastante su ideario, con respecto a la creación y la cultura.

La postura de José Guirao con respecto a gestor cultural, que he tratado de resumir y condensar en su línea principal,  es muy clara y reveladora. Entiende  la cultura como un proceso que se inicia en el creador y concluye en el espectador, de lo que se desprende la jerarquía del artista en la representación, aunque se matiza concediendo una igual trascendencia a esta polaridad básica del hecho cultural, creación y recepción, que, pese a todo, son instransferibles.

En el transcurso de  la intervención de José Guirao, y al hilo de sus  propias palabras e ideas, se me fue formando una imagen algo diferente a lo que es, o puede ser, un gestor/a cultural, que no sería tanto un mediador, sino un activista. El activismo del gestor/a no es sino su compromiso con la comunidad en la que vive y la sociedad a la que pertenece. El mismo Guirao nos dio ejemplos al respecto, en su conferencia  refiriéndose a actuaciones de La Casa Encendida.

En este compromiso con la comunidad y la sociedad el creador/a es también cómplice necesario. Lo esencial es que la relación creación-público funciona en todas las direcciones. La recepción no lo es de un legado que funciona institucionalmente, algo que igualmente expresa José Guirao al no distinguir en la programación del centro que dirige entre alta cultura y cultura de masas; pero a la creación no le basta legitimarse en una obra o producto, que en sí no son ya identificables colectivamente.

Parafraseando el texto citado de la Comisión Franceschuini, mas que de un acto de conocimiento,  la acción cultural reclama, hoy día,  el ser  precedida  y seguida por  un acto político. Entendiendo lo político no como un término que refiere a la actual partitocracia, sino en su sentido profundo y original de implicarnos y participar en la sociedad en la que vivimos.

Joaquín Medina es el gerente de Conexión Cultura.