Desde que comencé la actividad de la enseñanza no he dejado de hacerme las siguientes preguntas: ¿qué es para mí enseñar a pintar? ¿qué materias voy a dar a mis alumnos? y ¿cómo lo voy a hacer?                                      

La  respuesta a la primera pregunta me lleva directamente a preguntarme sobre mi propio concepto de qué es la pintura para mí, considero que antes de comenzar esta actividad es necesario autodefinirse, hacerse la pregunta como monitora ¿qué es para mí la pintura? ya que está directamente relacionado con el estilo y el modo de enseñar que aplicaremos en los talleres. Indagando en ello también me he encontrado con el cómo me han enseñado a mí y qué es lo que quiero aplicar de lo que he aprendido de otros profesores y lo que a mí no me ha servido o no me sirve en la actualidad. He tenido que realizar,  un ejercicio de discriminación y aprendizaje, ya que en los talleres no sólo aprenden los alumnos.

Para mí, enseñar a pintar no es sólo aprender una serie de técnicas manuales con las que conseguir ciertos efectos “bonitos”, que también lo puede ser, para mí es muy importante transmitir que la pintura puede ir más allá. Pintar nos puede ayudar a realizar un ejercicio de auto-conocimiento. Cómo me siento cuando estoy pintando: ¿me siento libre, expresiva? ¿me influyen mucho las críticas hacia lo que estoy haciendo y comienzo a dudar sobre mis propias capacidades? ¿me pongo exigente conmigo misma, tengo miedo de hacerlo mal y casi no puedo dar una pincelada sin permiso de la monitora?¿ soy muy perfeccionista y no hay manera de acabar un cuadro?…si ponemos atención en ello podemos descubrir varias cosas sobre  nosotros, ¿cuál es mi pensamiento cuando estoy pintando?, darnos cuenta de ello puede ser una información muy valiosa para cada uno de nosotros para por ejemplo, aprender a tratarnos con más cariño si nos metemos mucha caña, además, probablemente no será la única situación en la que lo hacemos.

Durante  la actividad pictórica podemos encontrar un momento estupendo para escucharnos  y observar qué me está pasando en ese momento.

Una servidora lo practica, no es sólo palabrería.

Por otro lado, si partimos de la idea de que una manifestación artística, en este caso la pintura, es la proyección hecha materia de nuestro interior también podríamos encontrar  bastante información sobre nosotros mismos.

Sigo haciéndome las preguntas con las que he abierto este escrito sobre todo cuando comienza un nuevo curso con la intención de que me ayude a renovarme en mi labor como comunicadora, ya que al fin y al cabo la enseñanza es un proceso de comunicación. Para mí  la única herramienta que se tiene a la hora de transmitir un conocimiento es uno mismo, con lo que sabe (en cualquier  aspecto), con lo que no sabe, con sus propias limitaciones como personas imperfectas que somos. Yo estoy aprendiendo de mis alumnos a comunicarme con ideas y conceptos más sencillos, directos y claros (para ello uno tiene que tener muy claro lo que está enseñando), a tener paciencia y a ser más agradecida, ellos lo son conmigo con mis defectos y dificultades que sé que ellos ven en mí, todavía estoy en el proceso de aprender a enseñar y en él espero seguir encontrándome personas agradecidas que me enseñen a serlo.

Muchísimas gracias a todos mis alumno/as

 Elisa Rubio es licenciada en Bellas Artes y trabaja para Conexión Cultura dedicando sus tardes a enseñar a pintar en algunos de los Centros Municipales y Culturales de Murcia.