A la vuelta de vacaciones  me pasé una tarde por la Librería Encuentros para saludar a Puri, su dueña, y echar un vistazo a las novedades. Allí estaba ella en la puerta, como muchas otras veces. Sólo que en esta ocasión el escaparate se encontraba vacío y en el interior los estantes aparecían en su mayor parte despoblados de libros. “Cierro” – me dijo Puri, con esa concisión y sequedad tan suya, que eludiendo la emoción fácil transmite muy bien  la contundencia y profundidad de lo que quieren decir las palabras. Estuvimos entonces charlando un rato sobre la fatalidad del cierre de la librería y el cese del negocio, y que ya se anunciaba desde hacía unos meses.

El libro ha ido perdiendo importancia como producto cultural, pero, por si fuera poco, ha recibido de lleno el impacto negativo  de la profunda crisis en la que nos encontramos. Ha llegado a ser – me dice Puri- un artículo de lujo, pues una novedad puede costar 30 euros, cantidad con la que algunas familias pueden vivir una semana. Ante una realidad tal una librería modesta no anda sobrada de recursos.

Aunque sea una tendencia previsible no termino de acostumbrarme a la alarmante desaparición  de librerías y tiendas de música en nuestras ciudades. Puede explicarse en parte por la consolidación de internet, que ha modificado los hábitos de consumo cultural, y  que se argumenta tan sólo produce cambios en los formatos y no en los contenidos, lo cual es bastante discutible.

Además se une, para terminar de enrarecer el panorama, la destrucción operada en el pequeño comercio, y la transformación que por ello sufre la vida cultural urbana, falta de de la identidad de la que la dotaban librerías y tiendas de música. Sin duda asistimos a un desplazamiento del tejido ciudadano, pero de momento se vive como una pérdida.

Junto a que ha sido la única librería especializada gay-lésbica de Murcia, proponía y albergaba actividades culturales abiertas , y ha supuesto un permanente punto de encuentro, acogedor y estimulante para los amantes de la literatura. Y lejos de ser un lugar elitista se ha integrado en el barrio de Santa Eulalia como un comercio más que junto al resto nos hacía a los vecinos y vecinas orgullosos de vivir aquí.

No sólo lamento profundamente el cierre de la Librería Encuentros. Mi temor es que este réquiem se extienda, dentro de poco tiempo, a todo un sector, y no quede abierta ya ninguna librería en nuestras calles. La calle es la que hace realmente al ciudadano y la ciudadana, y no debemos permitir que quede vacía de sentido.

Joaquín Medina, Gestor cultural y Gerente de Conexión Cultura.